30 de junio de 2018

Tras la estela del Beagle

Destinatarios: 3º ESO
Duración: 10 sesiones
Puesta en práctica: Febrero 2018 

Al empezar la clase un texto misterioso aparece en la pantalla:


Poco a poco entre todos descifran su significado, lo que me da pie a presentar el hilo conductor de las próximas clases:

"El 27 de diciembre de 1831 un joven Charles Darwin embarcaba en el HMS Beagle con el propósito de dar la vuelta la mundo y explorar tierras desconocidas. El viaje finalmente duró 5 años en los que Darwin tuvo la oportunidad de observar diferentes especies animales y vegetales y paisajes allá por donde pasaron. Durante las próximas clases seguiremos los pasos del Beagle para visitar algunos de los lugares en los que estuvo y conocer la música de esos lugares. Porque, ¿qué músicas pudo haber escuchado Darwin durante su viaje?"


PRIMERA PARADA: URUGUAY


Nuestra primera parada es Uruguay y el ritmo de Bariló. Un ritmo tradicional para tambores o congas ideal para principiantes que aprendí durante mi estancia en el Orff Institut. Ante la falta de tambores para todos, los panderos (que sí había para todos) nos sirven de apaño. Solo hay que ponerlos encima de las rodillas y tocarlos con las manos como si de una conga se tratara. Los 3 ostinatos del Bariló no se nos resisten y pronto ya suenan así:


 

ECUADOR Y LAS ISLAS GALÁPAGOS

 
"Mientras cruzamos el peligroso Estrecho de Magallanes dejamos atrás el Océano Atlántico para adentrarnos en aguas del Pacífico. Ponemos rumbo al norte a las Islas Galápagos, probablemente la etapa más famosa del viaje de Darwin. Hoy en día este archipiélago pertenece a Ecuador."

Para nuestra parada en las Galápagos escogí la obra "Ecuador Speech Piece" de Doug Goodkin, perteneciente a su libro "Intery Mintery. Nursery Rhymes for Body, Voice and Orff Ensemble" (Pentatonic Press). No es una pieza tradicional de Ecuador, pero sí una ambiciosa polirritmia a 8 voces para voz y pequeña percusión. Sus ritmos están basados en nombres de ciudades y cosas típicas de este país. Tras aprender los ostinatos con la voz y los instrumentos, la forma final de la pieza quedó como sigue:


EL PACÍFICO: LA MER


"De vuelta a Europa el Beagle no regresa por donde ha venido sino que sigue su camino cruzando el ancho Océano Pacífico."

Llegado este punto de la travesía es el momento de escuchar algunas viejas canciones de marinos, como aquellos con los que Darwin podía haber viajado. Después presentó una de mis actividades favoritas. De todas las músicas que hay sobre el mar una de las más destacadas es La mer de Claude Debussy (y sí, ya sé que es posterior a Darwin pero quería que la escucharan), así que armados con pintura de dedos  y un gran papel la clase se pone manos a la obra. La tarea consiste en pintar lo que nos sugiera la música con un par de normas:
1. Está prohibido dibujar cosas concretas, sólo se pueden pintar cosas abstractas: líneas, formas, texturas...
2. De vez en cuando hay que cambiarse de sitio en el papel. (Así evitamos que quede un mural a cuadraditos) 
Para esta vez escogí solo 3 colores y me preocupé de pararlos en el instante previo a que empezaran a emborronar todo. Como otras veces que hice esta actividad con diferentes cursos y obras el resultado no decepcionó:



EN LAS ANTÍPODAS


"Hacemos puerto en Australia después de una travesía apacible y ¿qué nos encontramos? Un alegre grupo de granjeros colonos de fiesta. Por supuesto nos unimos al festejo y aprendemos la danza."

La danza en cuestión se llama Galopede y es una danza australiana para parejas en fila. Se puede encontrar en el CD "Bush Dances of New Holland, Vol. 2" del grupo Shenanigans. Es perfecta para principiantes.

ÚLTIMA PARADA: SUDÁFRICA


"Y a punto ya de finalizar la travesía llegamos a Ciudad del Cabo. Allí nos espera un último reto instrumental..."

Aunque tenía otras piezas en mente, al final casi en el último momento me decanté por tocar la popular "The Lion Sleeps Tonight" también conocida como "Wimoweh". El arreglo final incluyó instrumentos Orff, pequeña percusión e incluso flautas (que aunque no las usamos en clase un par de alumnos se animaron a recuperarlas). Con esta pieza aproveché para hacer un experimento e intentar explicar algunos fundamentos de armonía tonal (I - IV - V). La idea tuvo un éxito moderado, pero me ha dado una idea más clara de como hacerlo mejor en el futuro. Al final la pieza quedó así y con ella cerramos el viaje siguiendo los pasos de Darwin:



APUNTES DIDÁCTICOS


Esta es una de esas propuestas didácticas en las que no tengo claro si es un proyecto o una unidad didáctica, pero en el fondo tampoco me preocupa especialmente (Aunque si alguien quiere arrojar un poco de luz en este punto estaré encantada de leerlo). Lo importante, independientemente de la etiqueta, es que todo funcionó. Tanto las piezas como el baile o la actividad plástica fueron interesantes y llamaron la atención de la clase. También debo decir que hacer todo esto surgió de una petición del grupo, tocar instrumentos variados de percusión, así que eso también contribuyó al buen resultado de las actividades.

15 de junio de 2018

Classdojo: Año I y II


Descubrí ClassDojo de la mano de Roberto Alhambra (@RobertoAlhambra) en una charla sobre gamificación que dio en A Coruña en marzo de 2016. En cuanto lo vi supe que era lo que llevaba tiempo buscando. Durante todo aquel curso las  conductas disruptivas habían sido un gran problema en mis clases y yo ya había usado varias economías de fichas a tal efecto con relativo éxito, pero me faltaba un sistema que me permitiera hacer eso con comodidad. No es lo mismo llevar un recuento de conductas en un papel con 25 niños sentados en sus pupitres, que con 25 niños moviéndose en un aula sin sillas. A priori poder usar mi móvil para eso y sin mayor necesidad tecnológica sonaba atractivo y práctico. 

Así que sin pensarlo mucho me decidí a probarlo con un par de clases. Sin embargo, según lo iba configurando me pareció tan sencillo de usar que me lancé a usarlo ya con todos los grupos de primaria. Y esto fue lo que pasó.

AÑO I


Desde el primer momento tuve claro que lo que daría puntos serían las conductas musicales: cantar, tocar, bailar, puesto que normalmente si uno está tocando como corresponde no está haciendo lo que no debe. A eso le añadí el dar puntos por estar en silencio (porque había quien no se callaba jamás) y por cumplir el plan de clase establecido en la agenda de pared (de esto hablaré en un post próximamente). En un principio eso era lo que había y así lo presenté a las clases. 

Todo listo para lanzar el invento.

Y funcionó. No diré que fue la panacea pero sí que mejoraron mucho las conductas disruptivas. Lo suficiente como para ganar algo de silencio y poder llevar algunas conductas. Poco a poco fui afinando algunos ítems o creando algunos nuevos, que liquidaron problemas varios. Un ejemplo, había un grupo en el que tardaban varios minutos en entrar en el aula, quitarse los zapatos y situarse en su sitio en el círculo; así que opté por dar un punto por hacer todo esto rápido. Resultado: En pocas semanas ya daba el punto a todos. Problema resuelto y minutos ganados.

Ítems iniciales, quizás demasiados

En este primer año no hubo ninguna narrativa que guiase el uso de Classdojo, solo la idea de tener un monstruo propio y de ganar puntos con él. Pero por supuesto que hubo premios. Para empezar me guie por los premios que Roberto Alhambra usaba, él mismo me los pasó y los adapté a mi clase de música. Así los niños podían canjear los puntos ganados por premios individuales. La idea era  buena, mucha gente la usa, pero en el contexto de una clase semanal de 50 minutos tuvo varios inconvenientes, a saber:

Tablas, tablas y más tablas!
1º: Llevar el registro de los puntos gastados fue una ardua tarea, a pesar de las múltiples tablas que hice. Como no quería borrar los puntos dados de la app (me supondría una pérdida de información), había que estar calculando siempre la diferencia para saber si tal alumno podía hacer tal o cual cosa. Engorro máximo.
2º: Al ser premios individuales y cosas para hacer en clase, como cambiarse de sitio, la entrada en clase a veces era caótica. Ese momento en el que quieres empezar pero tienes a 5 preguntando si pueden cambiarse de sitio... únelo al punto anterior y tendrás un lío organizado. Además de que resultaba en una pérdida importante de tiempo cada día. Mal asunto cuando solo tienes 50 minutos.

3º: La falta de premios grupales, que sí había usado a principios de curso con las pequeñas economías de fichas que hice, no me gustó. Eran buenas oportunidades para hacer actividades especiales que eché en falta. Sin contar el buen ambiente de grupo que crean después de cumplir un objetivo.

Pero no todo fue malo. Un efecto secundario de usar ClassDojo fue que como lo empecé a usar unas semanas antes del fin del 2º trimestre, cuando llegó el momento de la evaluación descubrí que tenía una cantidad ingente de información para evaluar! (Ingente, ingente no era, pero sí mayor de lo habitual). Al haber puesto como ítems para ganar puntos conductas musicales había realizado sin quererlo un registro de todo lo hecho durante ese tiempo. Una auténtica maravilla para una materia con poco tiempo y muchas cosas que hacer y evaluar. Y no digamos a finales de curso, con todo el tercer trimestre entero registrado!

Ahora un apunte sobre cuestiones técnicas en ese año. A nivel de aplicación mi uso de ella se redujo a la parte de los puntos. Solo di acceso a la app a los más mayores a modo de prueba, pero la verdad es que muchos ni entraron. No di acceso a las familias, no me interesaba, con lo que tampoco utilicé ni las historias ni la mensajería (La verdad es que el centro ya usaba otra app para estos menesteres). A nivel de aula, la falta de un proyector en el que mostrar el contador lo suplí leyendo yo misma los puntos al final de clase. Tuve que establecer como norma que solo los leía en ese momento porque sino me estaban preguntando a cada minuto.

En general la experiencia en ese año I fue positiva. Los beneficios del uso de ClassDojo ganaron con creces a los inconvenientes que en realidad solo eran cuestiones a mejorar. Por tanto, todo apuntaba a seguir usándolo en un futuro. 

AÑO II

Nuevo centro. Más cursos. No solo daría en Infantil, sino que en Primaria y la ESO. Casi todo el cole pasaría por el mi aula. Ante la novedad de la ESO, antes de que empezara el curso me planteé la posibilidad de usar Classcraft con esos cursos. Parecía más atractivo, pero tras instalar la app, crearme una clase demo y “jugar” con ella unos días rechacé esa opción. Classcraft me resultaba mucho más engorroso que el Classdojo al que estaba acostumbrada. Además la novedad del Toolkit de Classdojo tenía muy buena pinta. Visto que me quedaba con lo que tenía, decidí que si bien en Primaria en un principio usarían los monstruos de avatar, en la ESO les dejaría poner otras imágenes.

En este año II siguió sin haber narrativa. Me habría gustado tener algo, pero no se me ocurrió nada que me encajara  y fuera posible mantener a largo plazo con tantos cursos diferentes. Lo que sí cambió fueron los premios: mayormente grupales en vez de individuales al alcanzar una puntuación entre todos (500, 1000 puntos, etc.). Aquí tiré de cosas musicales como premio: aprender un juego, llevar un instrumento raro de mi colección, juegos de mesa… Los premios individuales fueron más bien escasos, quizás demasiado.

Ítems positivos 2.0: Menos y mejor organizados
Para este curso me mantuve en mi idea de dar puntos por conductas musicales. Reduje la cantidad de puntos que daba a ítem positivo a solo 1(lo que a la postre me facilitaba ver las estadísticas), pero en cambio los negativos ganaron puntos. Ya que uso pocas veces los negativos, si los tengo que usar que duela. Además a lo largo del año empecé a usar los puntos neutros (0 puntos) para registrar ciertas cosas, por ejemplo si alguien no había participado. Una manera rápida de tomar ciertos apuntes. Por otra parte, el ítem de silencio lo reconvertí en “comportamiento esperado” y establecí que solo se podía obtener una vez por clase si se había cumplido.  
 
Y todo volvió a funcionar de nuevo. En general, la cosa fue bien, pero hubo algunas dificultades reseñables:

- Llegar a un centro nuevo y aprenderse alrededor de 250 nombres juntos es todo un reto, aunque es necesario para ser ágil dando puntos. Así que durante un tiempo “jugué” a dar puntos más en grupo cuando todos conseguían algo que individualmente. En un principio la idea no es mala, pero perdí detalles e información que solía tener para la evaluación.
- Si bien al inicio tenía claros los puntos y premios correspondientes, conforme fue pasando el curso y se superaron esos niveles, no tenía tan preparados los premios que iba a haber y decayó un poco el interés.
 - En secundaria algunos no entraron en el juego, pues no le encontraban utilidad. Me pregunto si fue por culpa de la falta de narrativa.

Por otra parte, descubrí que usar Classdojo todo el año requiere más energía de la que pensaba. Hay que ser constante o no funciona, no te puedes olvidar de dar puntos un día o no mostrar el marcador. Aunque más de una vez pasó. La escasez de tiempo en música es un problema. Aunque solo sea 1 minuto lo que se necesita para estas cuestiones no es tan fácil de sacar algunos días. En este punto me alegré de haber establecido que ítems como el del comportamiento los daba una vez por clase, lo que reducía las veces que tenía que usar el móvil o el ordenador.

Toolkit con todas sus posibilidades
De todos modos, lo mejor de usar Classdojo este año para mi ha sido el Toolkit sin lugar a dudas, unido a que este curso contaba con proyector en el aula. No he llegado a usar todas sus mini aplicaciones, pero las que sí he empleado han sido magníficas. Desde un inicio el armador de grupos ha sido genial para crear grupos rápidamente, y bien configurado, sin que algunos estudiantes que no deberían acaben juntos. Me evitó miles de quebraderos de cabeza. El selector de un estudiante al azar también fue muy útil. No volví a escuchar: ¡Es que siempre salen los mismos! Ahora el dios random decide. Por último el temporizador fue una herramienta genial para que ciertas tareas que antes se alargaban mucho ahora durasen lo que deberían. Del resto de la app no usé nada más, ni cuentas de alumnos ni de padres, no lo consideré necesario.

Unas ideas que sí fueron nuevas este curso, aunque quizás no les saqué todo el partido que podría, fueron el uso de avatares cambiantes según el tema y las misiones especiales. En algunos cursos  mientras dábamos temas que lo permitieran fácilmente opté por cambiar los avatares por instrumentos o músicos. Fue una buena idea para ponerles imagen, puesto que en algunos casos además tuvieron que investigar sobre el que les tocó. 

Cada cosa tiene su nombre, ¿porqué no aprénderselo?


Misiones especiales en la puerta
Por su parte, las misiones especiales son tareas especiales libres y optativas que cualquiera de 4º en adelante podía hacer y daban 5 puntos. Para ello yo simplemente ponía varias en la puerta a modo de oferta y ellos cogían dentro en una caja la que querían hacer. Tuvieron una acogida variable en función de la oferta y la época del año. Las tareas más curiosas tuvieron más éxito que no lo eran tanto (aunque en general trato de que lo sean).

Para concluir creo que este curso Classdojo volvió a ser algo positivo y útil.  Los problemas aparecidos son solo cuestiones a mejorar o afinar  mejor, pero nada que impida su uso. Soy consciente de que sin una narrativa fuerte el uso de la aplicación es muy conductista, no tanto gamificador en sí, pero creo que no es malo. Solo es otro posible uso y que a mí al menos me ha solucionado problemas del aula. Por supuesto seguiré usándolo, dándole de cada vez una vuelta de tuerca más que lo adapte mejor a lo que necesito y sea práctico.

11 de junio de 2018

¿Qué es el Orff-Schulwerk?


Definir el Orff-Schulwerk es una tarea realmente compleja. Describirlo en unas pocas palabras o líneas es una misión casi imposible, que además pocas pistas da al lector sobre su profundidad real o su aplicación práctica en el aula. En realidad es más fácil y clarificador experimentarlo como alumno o reconocerlo en la práctica de cualquiera de los docentes que lo han aplicado en sus aulas en sus 70 años de vida por todo el mundo.

Para definir el Orff-Schulwerk es mejor empezar diciendo lo que no es. El Orff-Schulwerk no es un método, llamarlo Método Orff es por tanto un gran error, puesto que no existe ninguna secuencia didáctica ni currículo previamente estipulado que se aplique igual en todas las situaciones. Sí es en cambio una metodología, un concepto de educación musical abierto y holístico con unos principios fundamentales claros y un gran repertorio de modelos y procesos básicos a partir de los cuales el profesorado puede desarrollar libremente su práctica docente. No hay dos clases ni profesores Orff iguales, pero sin embargo es posible reconocer sus características comunes aunque el contexto que rodee a cada clase sea completamente diferente.
 

El Orff-Schulwerk es una de las llamadas pedagogías musicales activas desarrolladas a lo largo del siglo XX por diferentes pedagogos. En este caso fue ideada por el compositor Carl Orff con la colaboración de Gunild Keetman. Como pedagogía activa que es, el Orff-Schulwerk presenta una educación artística desde la acción y la vivencia de la práctica musical y de movimiento. Por principio la enseñanza en el Orff-Schulwerk es grupal, puesto que no sólo se aprende de la música sino que de la relación con el resto de participantes. Además el foco en el Orff-Schulwerk está puesto en el proceso, no en el resultado. Es típico del Orff-Schulwerk el abordar y experimentar un mismo material desde diferentes puntos de vista, tratando de explorar todas las posibilidades didácticas que este pueda ofrecer. 

LENGUAJE, MÚSICA Y MOVIMIENTO


El Orff-Schulwerk tiene en su núcleo la tríada de medios que son el lenguaje, la música y el movimiento. Estas tres disciplinas se presentan de manera conjunta,  interrelacionada y en situación de igualdad. Todas ellas tienen la misma importancia dentro del Orff-Schulwerk, ninguna se subordina a otra con fines pedagógicos sino que tienen su propio lugar y fin dentro de la educación. Sin perjuicio de lo anterior también es cierto que en la práctica es aceptable inclinar la balanza hacia una u otra disciplina dependiendo del contexto o del propio perfil del profesorado. Son tantos los medios y posibilidades que ofrece el Orff-Schulwerk que es normal que el profesorado tienda hacia uno u otro medio sin perder el conjunto de vista. 


El lenguaje dentro del Orff-Schulwerk hace referencia al uso de la voz y la expresión vocal en un sentido muy amplio: cantar, recitar, crear con la voz, etc. La voz tiene un papel fundamental por ser el primer instrumento y por aportar unafuente de repertorio muy valiosa. Las rimas, las canciones, los juegos aportados por el propio alumnado constituyen el repertorio en base al que desarrollar las clases. 

La música por su parte aborda la expresión instrumental con diversos instrumentos. Aquí se incluye desde el uso de la percusión corporal a la interpretación con una gran variedad de instrumentos, normalmente de percusión, diseñados o seleccionados para tal fin. Uno de los aspectos más característicos es el uso del llamado instrumental Orff, del que seguro hablaré en un  futuro en este blog. Este instrumental fue creado con el objetivo de facilitar la práctica musical de conjunto al alumnado de cualquier edad.


El movimiento en el Orff-Schulwerk incluye diferentes facetas del movimiento, además de la danza propiamente dicha. Así se abordan desde juegos de diversas procedencias a danzas tradicionales e históricas. En este apartado también tiene un gran papel la danza educativa o elemental y la expresión corporal. Puesto que el movimiento no es un ente aislado en el Orff-Schulwerk, éste se combina y relaciona siempre con la música y el lenguaje. Prueba de ello es la gran importancia que adquiere el acompañamiento del movimiento mediante la música. 

LA MÚSICA ELEMENTAL Y LA CREATIVIDAD


Desde sus inicios el Orff-Schulwerk ha venido asociado al término música elemental, pero ¿qué es exactamente la música elemental? El propio Carl Orff lo explica:

“La música elemental no es solo música, siempre está ligada al movimiento, la danza y el lenguaje, es una música hecha y vivida por uno mismo, donde no somos oyentes sino participantes. Esa música es pre-consciente y no conoce las grandes formas, la arquitectura formal, prefiere secuencias breves, ostinatos y pequeñas formas rondó.” (Orff, en Haselbach, 2011, p.47).

La música elemental por lo tanto es un estilo musical propio que conjuga los tres medios básicos del Schulwerk (música, movimiento y lenguaje) con la realización práctica de formas musicales y de movimiento elementales. Hay que destacar que uno de los principios básicos del Orff-Schulwerk es lograr reducir la música a su esencia, lo que no es lo mismo que simplificarla. Son conceptos diferentes. De lo que se trata es de quedarse con las formas musicales más elementales, no de hacer una música en versión simplificada. De ahí que el Orff-Schulwerk destaque por su uso extensivo de bordones, ostinatos, formas básicas y escalas pentatónicas y modales, lo que al mismo tiempo entronca con otro de sus principios fundamentales: la creatividad.

La creación es un aspecto fundamental del Orff-Schulwerk: improvisar, componer, crear en definitiva con todos los medios que nos ofrece, constituyen la esencia del proceso. La creatividad impregna la propia labor del docente, quien puede diseñar su quehacer en base a los muchos modelos propuestos; pero también la del alumnado. Precisamente el objetivo último es que el propio alumnado llegue a crear su propia música y danza. De ahí también el interés por presentar formas elementales que sirvan de modelo para sus composiciones. 

ÁMBITOS DE APLICACIÓN


En sus algo más de 60 años de vida el Orff-Schulwerk se ha expandido por todo el mundo y ha sido adoptado por docentes con trasfondos y sistemas musicales completamente diferentes. Si bien en un inicio se planteó esta metodología con los niños en edad escolar como público objetivo, en la actualidad se aplica en la docencia con alumnado de todas las edades: bebés, niños, jóvenes, adultos, tercera edad, pero también dentro del ámbito del trabajo social y la integración con poblaciones en riesgo de exclusión social o con discapacidad.

AUSENCIAS Y DIFICULTADES


Por supuesto el Orff-Schulwerk tiene también sus lagunas, pues hay aspectos de la educación musical que apenas aborda. El más destacado es la falta de una didáctica específica de la lecto-escritura musical. Ni Orff ni Keetman desarrollaron nunca ese ámbito, puesto que en sus orígenes en la Gunther Schule no tenían ningún interés al respecto. Esta ausencia ha dado lugar a que actualmente al llegar a ese punto el profesorado tome ideas prestadas del método Kodály. Ambas metodologías se complementan bien en este aspecto, así que no es raro encontrar profesores de Orff-Schulwerk que emplean en sus clases la fononimia o el solfeo relativo, por mencionar dos aspectos característicos del método Kodály.

La otra gran dificultad del Orff-Schulwerk viene derivada de su propia amplitud. La gran variedad de medios artísticos, de modelos y opciones que ofrece constituyen una gran oportunidad para que el propio docente desarrolle su labor en libertad, de una manera propia y adaptada al contexto, pero también suponen un riesgo. Sin unas ideas y estructura claras de lo que se pretende, es posible perderse en las posibilidades. Hay tantas opciones de cómo desarrollar el proceso, tantos medios a explorar que es real la posibilidad de no llegar a profundizar en ninguno. De ahí que el Orff-Schulwerk requiera una importante labor de estructuración y decisión por parte del profesorado para que el proceso resulte óptimo.



Hasta aquí esta entrada de introducción a los fundamentos del Orff-Schulwerk, que serán la base de lo que por aquí se vaya publicando. Originalmente, este artículo era un capítulo de mi trabajo de fin de Master de Formación de Profesorado de Secundaria, que he adaptado ligeramente para que así finalmente vea la luz.  

Bienvenidos

Funga alafia, ashe, ashe.
Funga alafia, ashe, ashe.


Empezar cantando siempre es un magnífico inicio sea la actividad que sea y entonces, ¿porqué no abrir así un blog  que además es de música? Así que como dice esta conocida canción del oeste de África: con el pensamiento, las palabras y el corazón sed bienvenidos a este pequeño rincón sobre pedagogía musical. 

El objetivo de este blog es compartir y dar a conocer muchos de los recursos e ideas que con el paso de los años he ido conociendo y desarrollando. Primero como estudiante, ahora como docente. Desconozco lo que finalmente llenará este espacio, pero lo que sí estará en el centro será el Orff - Schulwerk, la metodología en la que me formé. A su alrededor girarán el resto de cosas: música, danza, arte, libros y muchos juegos, los cuales han sido los causantes finales de que me lance a esta aventura. A ver cómo resulta.
Allá vamos!