Señores, no, la educación musical no es eso. No al menos en
mi aula, ni en la de muchos de mis compañeros docentes de música que, como yo,
buscan cómo acercar la música y la danza de la manera más atractiva posible a
los niños y jóvenes de este país en ese mísero espacio semanal que las leyes
educativas nos dejan en las escuelas.
La programación de esta mañana en ClanTV y La2 de TVE podía haber sido una gran oportunidad
para mostrar las toneladas de buenas prácticas que se ven en nuestras aulas,
para dar una idea actualizada de la educación musical o para, por lo menos, ofrecer
una mañana de práctica musical de calidad a todos los niños que llevan días
encerrados en sus casas. Pero no lo fue. En absoluto. Desde el minuto cero en
su lugar nos encontramos con un auténtico despropósito educativo.
La mañana comenzó con la franja de los pequeños de 6 a 8
años. ¿Y qué nos encontramos? Con un vídeo tras otro de solfeo. Posición de las
notas en el pentagrama, tempos, negras, corcheas, blancas… Así durante toda la
hora, con unas explicaciones abstractas propias del siglo XIX, unos ejemplos rítmicos
mal secuenciados, hasta fuera de ritmo y con una calidad de vídeo lamentable. Pasó
casi una hora sin que escucháramos ninguna música. No hubo ninguna referencia a
la experiencia, a la práctica tan importante en esta etapa, más allá de hacer
unos dictados completamente inapropiados. Y sobre todo era aburrido, muy
aburrido. Me imagino a Orff, Kodaly y Dalcroze, entre otros pedagogos, revolviéndose
en sus tumbas al ver semejante espectáculo.
Al ritmo que iban parecía que acabaríamos la mañana viendo
todos los contenidos de grado elemental de conservatorio. Pero no, nos
sorprendieron con algo peor. En cada nueva franja se repetían contenidos ya
explicados en la anterior. Una y otra vez hablando de negras y corcheas. ¡Qué
horror! Incluso hubo un vídeo repetido en espacio de 15 minutos.
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¡Otra vez lo mismo! |
A lo largo de la mañana las franjas también se completaron
de manera variable con algún vídeo sobre instrumentos (con sonido MIDI!) y otros de danzas para ver sin más. No había
nada que hacer ni ofrecían ninguna explicación adicional. Especialmente llamativos
eran el hecho de que los bailarines no eran de la misma edad que sus
destinatarios y la absoluta falta de adecuación del repertorio a la edad. Puesto
que era el día de Educación Artística y Educación Física ¿debemos suponer que
las danzas también contaban como de Educación Física? ¿Era un dos por uno?
Si con estos precedentes todos temíamos que la segunda parte
de la mañana, la dedicada a la ESO, fuera otra tanda de solfeo e historia de la
música, la realidad nos sorprendió: Yoga, ¡recetas de cocina!, todo con un
estilo súper infantil y muy al final, un par de documentales sobre Pink Floyd y
Tomatito de escaso interés, aunque al menos al fin vimos a alguien tocar un
instrumento.
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¿Desde cuándo la Educación Artística también son recetas? |
No, señores, la educación musical no es esto. La educación
musical es cantar, tocar, bailar, componer, improvisar, escuchar, hablar de
música y ante todo sentir. No es aprender solfeo (ni siquiera puedo llamarlo
lenguaje musical, porque el lenguaje musical es más atractivo que lo que hoy se
vio). Cada vez somos más los docentes de música que reducimos a la mínima
esencia los contenidos teóricos y siempre después de haberlo experimentado
previamente. También es cierto que con el escaso tiempo del que disponemos es
una cuestión de prioridades. Ya que tenemos poco tiempo, usémoslo bien, hagamos
algo relevante y con lo que poder despertar la pasión por las artes. No hay que
olvidar que para muchos, la materia de música será su única oportunidad en la
vida de acercamiento a esta disciplina artística.
Pero me temo que quienquiera que diseñara este despropósito
no tiene ni idea de educación musical. Tampoco se preocupó de ser bien
aconsejado, ni de rellenar con contenidos de calidad un espacio destinado a cubrir
un servicio público de atención educativa a los estudiantes más desfavorecidos.
Nada de eso. En su lugar optó por lo más fácil: coger sin criterio algunos
vídeos de youtubers varios o de entre los materiales que ofrecen las editoriales
junto con sus libros de texto. Libros de texto, por cierto, de los que muchos
docentes de música ya huimos como de la peste, pues son nefastos y no comparten
nuestros ideales de lo que la educación musical debería ser.
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Los niños tocan en la tele, Munich, 1947. |
En vez de este despropósito, lo ideal habría sido
desarrollar nuevos materiales audiovisuales creados por pedagogos musicales que
ofreciesen actividades prácticas musicales para hacer en casa. No es imposible,
ya se ha hecho. Precisamente los orígenes de la metodología Orff-Schulwerk
están intrínsecamente unidos a un programa de radio, después de televisión, en
el que allá por el año 1947 los niños cantaban, tocaban y bailaban a ambos
lados de la pantalla.
También es cierto, soy perfectamente consciente, de la premura de esta situación excepcional.
En ese caso, en vez de buscar material fuera, RTVE podría haber tirado de su propia
hemeroteca, pues en ella hay recursos aprovechables, que podrían haber emitido
esta mañana, por ejemplo:
- Capítulos sueltos de El Conciertazo, que si bien no era
maravilloso, era mucho mejor que lo que vimos hoy y buscaba transmitir el gusto
por la música.
- Apostaría lo que fuera a que entre la ingente cantidad de
conciertos grabados de la Orquesta Sinfónica de Radio Televisión Española hay algún
concierto para niños. Sino, pequeños fragmentos de conciertos con un repertorio
apropiado también servirían.
- O de Los conciertos de Radio 3. ¿Por qué no un poco de
jazz? ¿O de música tradicional?
- Para el alumnado de la ESO algún capítulo de This is Opera
o This is Art, podría ser muy enriquecedor.
Y esto solo por citar algunos ejemplos que se me ocurren a
bote pronto, que seguro que en esa hemeroteca hay más conciertos, documentales
o retransmisiones que podrían cumplir perfectamente esta función educativa.
Ahora solo queda esperar a ver qué nos depara la semana
próxima. ¿Volveremos a presenciar un espectáculo educativo bochornoso? ¿Habrá
alguna mejora? Quién sabe. Mientras tanto, yo solo deseo profundamente que ninguno
de mis alumnos haya visto esta mañana la tele. No quiero que piensen que la
música es eso.